A partir del próximo domingo, día 24, la tórtola común ya se puede cazar, lo que supondrá un leve aliciente para la media veda. Esta pequeña paloma, que hace años abundaba de forma extraordinaria, ha sufrido una caída en picado de sus poblaciones. Las causas habría que buscarlas en la presión excesiva que se lleva sobre el ave en el norte de África, donde apenas se cazaba, y que ahora se vende como un aliciente en muchos viajes de turismo.
Aunque es prácticamente imposible cazar el cupo de tórtolas, no conviene olvidar que son ocho ejemplares por cazador y día. Paradójicamente otra paloma, la tórtola turca, está incrementando sus poblaciones en España. Esta especie, sin embargo, no se puede cazar. Esta pequeña paloma se muestra muy confiada, anidando con frecuencia en parques y jardines particulares, zonas urbanas donde tampoco estaría permitida su caza. En algunas regiones tanto peninsulares como insulares llega a constituir una auténtica plaga.
Otras de las especies que se pueden cazar en la media veda son la paloma bravía y la torcaz. Resulta paradójico el comportamiento de estas últimas, de gran envergadura y considerable tamaño. Antes de la apertura de la media veda es frecuente verlas en abundancia mientras que, llegado el momento, desaparecen de algunas zonas. A finales de agosto la torcaz, que ya ha criado durante el verano, se reúne en grandes bandos de forma que, en las zonas donde se alimenta, constituye una importante pieza cinegética. Las que crían en el territorio, lo abandonan a primeros de septiembre, pero en las zonas de paso entran grandes bandos procedentes de Europa. Las zonas de media montaña son proclives a la caza de esta paloma que ya ha comenzado a moverse y se está cazando bien en estas zonas.
Algunos consejos prácticos
La media veda sirve también para poner en forma a los perros y para iniciar a los cazadores noveles. Precisamente y, aunque la afición por la caza no alcanza el interés que por la pesca entre la juventud, todos los años son muchos los que empiezan, en ocasiones recogiendo la tradición familiar e incluso la escopeta y la tarjeta de coto del padre. Para ellos nos permitimos hacer alguna recomendación en la caza de la codorniz que suele producir bastantes accidentes, si bien no muy serios, debido a que se utiliza perdigón menudo.
ü Es necesario revisar bien el terreno dónde se esconde el ave. En esta caza no es bueno correr.
ü No es conveniente cazar en mano ni en grupo. Los disparos cruzados son muy peligrosos pues la codorniz vuela en cualquier dirección.
ü Si se hace un doblete hay que tomar bien la referencia. El perro puede, incluso, soltar la primera pieza al ver caer la segunda y es alto el riesgo de perderla.
ü Contra el viento el perro toma mejor los rastros.
ü Se dispara mejor, al amanecer o al atardecer, con el sol de espalda.
ü Es frecuente que los perros poco adiestrados o muy jóvenes no suelten la pieza. No hay que pegarles o tirar de ella con el riesgo de desgarrarla. Basta con soplar suavemente en la oreja del can para que la deje.
ü Si el perro se traga la codorniz es conveniente hacer que la vomite. Esto puede conseguirse haciéndole que trague tabaco o un puñado de sal. No volverá a tragarse otra.
ü En las zonas de seguridad hay que abrir el arma. Si se salta un obstáculo (ya sea un ribazo, una acequia, una reguera, etcétera) se debe poner el seguro del arma para evitar accidentes.
ü Cuando el perro está «puesto» es mejor bajar el cañón del arma. Resultará más fácil encarar la pieza.
ü Si se comprende que es imposible «cobrar» la codorniz no se debe disparar.
ü Por último, y a la hora del almuerzo o cuando nos paremos a cambiar impresiones con otro cazador, es conveniente descargar la escopeta.
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